miércoles, 26 de mayo de 2021

AGRESIÓN

 

En nuestra sociedad cada uno de nosotros hemos sido testigos de algún acto de agresión. Ya sea en la vida real, en libros, series o películas en cualquier lugar al que prestemos atención encontraremos un acto de violencia. Porque hoy en día este acto se presenta en cada día de nuestra vida.

¿Pero en realidad que es la agresión?...

Definiciones de agresión

-          Es todo aquel acto de violencia caracterizado por provocar daños intencionados a una persona sea dicho acto directo o indirecto.

-          Conducta dirigida a dañar o injurias a otro ser vivió que esta motivado a evitar tal trato. Se incluye la conducta de tener la intención de provocar un daño, en este caso se excluyen las personas que provocan daños sin tener intención.

-          Ataque provocado producto de la practica o del habito de ser agresivo.

-          Conducta hostil o destructiva cuya finalidad es provocar un daño a otro.

Este daño puede ser a nivel físico, psicológico, sexual, patrimonial o simbólico,
y puede suponer una serie de graves efectos sobre la salud o integridad de la víctima. 




Existen diversas teorías que explican el origen filogenético de la agresión en las especies y sobre todo en la especie humana. Las dos teorías más aceptadas y a la vez contrapuestas y complementarias son: Konrad Lorenz, propuso la hipótesis de que la evolución favorece a los individuos más crueles y agresivos de una especie para la supervivencia. Esta teoría concuerda con la selección natural de las especies de Darwin. Teoría altruista: La ayuda de unos individuos a otros dentro de una especie favorece la supervivencia del individuo y de la especie.

Teorías de la agresividad

Las teorías que han explicado la agresión han atravesado por distintos elementos. Por ejemplo, el carácter intencional de la agresión, las consecuencias aversivas o negativas para los involucrados, la diversidad de expresión del fenómeno, los procesos individuales que la genera, los procesos sociales implicados, entre muchos otros.



El determinismo biológico y teorías instintivas

Esta línea pone énfasis en el carácter distintivo de la agresividad. La explicación viene principalmente dada por elementos que se entienden como “interiores” y constitutivos de la persona. Es decir que, la causa de la agresión se explica precisamente por lo que hay “dentro” de cada quien. Lo anterior queda generalmente condensado bajo el término de “instinto”, comprendido como facultad necesaria para la supervivencia de la especie, con lo cual, la agresividad es definida en términos de proceso adaptativo, desarrollado como consecuencia de la evolución. Según la lectura que se hace de esto último pueden quedar pocas o nulas posibilidades de modificar las respuestas agresivas.

Podemos ver que esto último se corresponde con teorías cercanas tanto a la psicológica como la biología, así como a las teorías evolucionistas, no obstante, el término de “instinto” ha sido comprendido también de distintas formas según la teoría que lo utiliza.

En el caso del psicoanálisis freudiano, la agresividad como instinto, o más bien “pulsión” (que es el equivalente al “instinto” para la psique), ha sido comprendida como una clave en la constitución de la personalidad. Es decir, que tiene funciones importantes en la estructuración psíquica de cada sujeto, así como en sostener dicha estructura de una forma o de otra.

Las explicaciones ambientalistas

Esta línea explica la agresividad como resultado del aprendizaje y varios factores ambientales complejos. Se agrupan aquí una serie de trabajos que explican la agresividad como consecuencia de un elemento externo que es el principal desencadenante. Dicho de otra forma, antes de la agresión, hay otra experiencia, relacionada con un evento ajeno a la persona: la frustración.

Esto último es conocido como la teoría de la frustración-agresión y explica que, tal como las teorías instintivas lo propusieron, la agresividad es un fenómeno innato. No obstante, depende en todo momento de si la frustración se genera, o no. A su vez la frustración es generalmente definida como la consecuencia de no poder llevar a cabo una acción tal como ha sido anticipada, y en este sentido, la agresividad sirve como un calmante de los niveles altos de frustración.

El aprendizaje social

La base de las teorías que explican la agresividad por aprendizaje social es el conductismo. En estas, se atribuye la causa de la agresividad a aquello que ha sido asociado ante la presencia de un estímulo determinado, así como al refuerzo que ha venido después de la acción que sigue a dicha asociación.

En otras palabras, la agresividad se explica bajo la clásica fórmula del condicionamiento operante: ante un estímulo hay una respuesta (una conducta), y ante esta última, hay una consecuencia, que según cómo se presenta puede generar la repetición de la conducta, o bien, extinguirla. Y en este sentido, es posible tomar en cuenta qué estímulos y qué refuerzos son los que desencadenan cierto tipo de comportamiento agresivo.

Quizá la más representativa de las teorías del aprendizaje social ha sido la de Albert Bandura, quien desarrolló la “teoría del aprendizaje vicario”, donde propone que aprendemos ciertos comportamientos con base a los refuerzos o castigos que vemos que reciben las otras personas, después de llevar a cabo ciertos comportamientos. La agresividad, entonces, podría ser consecuencia de comportamientos aprendidos por imitación, y por haber asimilado las consecuencias observadas en las conductas ajenas. Entre otras cosas, las teorías de Bandura han permitido separar dos procesos: por un lado, el mecanismo por medio del cual aprendemos un comportamiento agresivo; y por otro, el proceso por el que somos capaces, o no, de ejecutarlo. Y con esto último se hace posible comprender por qué, o bajo qué condiciones, puede evitarse su ejecución, más allá de que ya se ha aprendido la lógica y la función social de la agresividad.

Teoría Psicosocial

La teoría psicosocial ha permitido poner en relación dos dimensiones de lo humano, que pueden resultar fundamentales para comprender la agresividad. Estas dimensiones son, por un lado, los procesos psicológicos individuales, y por el otro, los fenómenos sociales, que lejos de actuar de manera separada, interactúan estrechamente, y tienen como consecuencia que ocurra un comportamiento, una actitud, una identidad específica, etcétera.

En la misma línea, la psicología social, y en especial la de tradición socio construccionista, ha puesto atención a un elemento clave en los estudios sobre la agresividad: para poder determinar qué comportamiento es agresivo, primero tienen que existir una serie de normas socioculturales que indiquen qué es lo que se entiende como “agresión”, y qué no.

Y en este sentido, el comportamiento agresivo es lo que transgrede la norma sociocultural. Lo que, es más: puede entenderse como “agresivo” un comportamiento cuando viene de una persona en concreto, y puede no entenderse igual cuando viene de otra.

Lo anterior permite pensar la agresión en un contexto que, al ser social, no es neutro, sino que está sustentado en relaciones de poder y posibilidades de agencia determinadas.

¿Agresividad o violencia?

La agresividad ha sido traducida por muchas teorías como “comportamiento agresivo”, lo que dicho de otra manera es la acción de agredir. Y en este sentido, se equipará con frecuencia al concepto de “violencia”. A partir de esto, es común encontrar que la agresividad y la violencia se presenten y utilicen como sinónimos.


Sanmartí (2006; 2012) nos habla de la necesidad de apuntar algunas diferencias entre ambos fenómenos. Dicha necesidad nos lleva a distinguir entre la participación de biología y la intencionalidad de cada proceso, así como de contextualizarlos en el entramado de las instituciones sociales que participan en su producción y reproducción; lo que implica reconocer el carácter tanto humano como social. Carácter que la propia respuesta adaptativa o de defensa (la agresividad) por sí misma no tiene.

Para el mismo autor, la agresividad es una conducta que se presenta de manera automática ante ciertos estímulos, y por lo mismo, se inhibe ante otros estímulos. Y en este sentido, la agresividad puede ser comprendida como un proceso adaptativo y defensivo, común a los seres vivos. Pero que no es lo mismo que la violencia. La violencia es “agresividad alterada”, es decir, una forma de agresividad que está cargada con significados socioculturales. Dichos significados hacen que se despliegue ya no de manera automática, sino intencional y potencialmente dañina.

Intencionalidad, violencia y emociones

Más allá ser la respuesta biológica ante estímulos potencialmente riesgosos para la sobrevivencia, la violencia pone en acto los significados socioculturales que atribuimos a ciertos eventos comprendidos en términos de peligrosidad. En este sentido podemos pensar que la violencia es un comportamiento que solo puede tener lugar entre los seres humanos, mientras que la agresividad o la conducta agresiva, son respuestas que pueden tener lugar también en otras especies. En esta comprensión de la agresividad juegan un papel activo y relevante las emociones, como el miedo, entendido también en términos innatos como un esquema adaptativo y un mecanismo de sobrevivencia. Lo que nos lleva a considerar que tanto el miedo como la agresividad pueden ser pensados más allá de ser “buenos” o “malos”.

Intersecciones de la agresividad y la violencia: ¿hay tipos de agresión?

Si es posible mirar la agresividad desde el punto de vista de los procesos por medio de los cuales una persona se vuelve competente para la sociedad (la socialización), también podemos poner atención a los distintos fenómenos y experiencias que son distintas, por ejemplo, por las diferencias de clase, raza, género, condición socioeconómica, discapacidad, etc. En este sentido, la experiencia que provoca frustración y desencadena una conducta agresiva, que quizá es después violenta, puede no ser desencadenante de la misma forma en mujeres o en hombres, en niños o en adultos, en alguien de clase alta y alguien de clase baja, etc. Es así porque no todas las personas nos hemos socializado en relación con los mismos recursos para vivir y manifestar tanto la frustración como la agresividad de la misma manera. Y por la misma razón, el abordaje es también multidimensional y es importante situarlo en el contexto relacional donde se genera.

Influencias de la agresión

Percepción e interpretación de las conductas de otras personas. Factores sociales y culturales: En la sociedad occidental hay una permisividad a la agresión y a las conductas violentas. Rentabilidad de la agresión basada en las experiencias previas

con conductas agresivas. Sexo: Los hombres son más agresivos que las mujeres debido a factores biológicos como la mayor producción de testosterona y a factores educacionales.

Sentimientos negativos como la frustración, la ira, el dolor, el miedo y la irritación. Factores del medio como el calor o frío extremo, hacinamiento, ruido elevado, olores desagradables. Factores internos o fisiológicos como el hambre, el deseo sexual, el sueño, el síndrome de abstinencia a drogas. Figuras parentales: De padres agresivos suelen surgir hijos agresivos debido a que en la familia se promueven las conductas agresivas en la resolución de conflictos. Medios de comunicación y televisión: Las noticias contienen gran cantidad de información violenta y agresiva. La televisión emite gran cantidad de imágenes violentas que puede aumentar las conductas agresivas en los espectadores y sobre todo en niños.


El año 2002 la OMS publicó el informe sobre “La Salud y Violencia”, el cual distingue varias categorías de violencia en las que se encontraba enumerada la violencia colectiva.

Según la OMS se define como “la violencia ejercida contra una comunidad con el objetivo de avanzar un proyecto social determinado y el uso instrumental de la violencia por gente que se identifica a sí misma como miembros de un grupo, con el fin de conseguir una serie de objetivos políticos, económicos o sociales”. Las violencia colectiva o grupal, genera diferentes tipos de subgrupos en los que se encuentran el terrorismo, las rebeliones armadas o los disturbios callejeros organizados.

La mayor parte de conductas grupales de agresión, que implican el daño físico hacia otros se pueden concebir como violencia colectiva. Las personas que se unen a este tipo de grupos de alguna manera buscan el reconocimiento, como el respeto que no se obtuvo de su familia a través de estos grupos. Este reconocimiento usualmente se gana a través de los restos propuestos del grupo, estos retos usualmente se consiguen por medio del uso de fuerza física, creando una situación donde la persona como el grupo consiguen una falsa sensación de ser invencibles.

Varias investigaciones confirman que muchas de estas personas que integran estos grupos, son emocionalmente inestables. La violencia colectiva se asocia intrínsecamente a la aparición de los hechos traumáticos que afectan a colectividades. Las personas se han visto afectadas o han sido testigos de hechos extremos que se asocian a la amenaza vital.



Violencia y Videojuegos

En la memoria de la sociedad existe una idea preestablecida de que la violencia en los videojuegos esta enlazada con la expresión de agresividad como los eventos más violentos ocurridos en niños y jóvenes. Aunque existen estudios que afirman que las actitudes son aprendidas, y otros en los que la mejor manera de aprender algo es por medios de premios de las actitudes positivas y castigos a las actitudes negativas, en los que los juegos destacan en premiando al jugador por cada acto bien realizado.

Se puede llegar a creer que si el humano aprende actitudes de esta manera los juegos serian la mejor forma de aprender actitudes violentas y negativas más en aquellos juegos donde la violencia es el centro de atención como lo seria diferentes shooters en primera persona o famosos juegos tipo sandbox. La verdad es que todas estas creencias son más que mentiras, se han realizado varios estudios de la relación no solo de los videojuegos sino de diferentes medios de comunicación, y su relación con la violencia todos estos comparten los mismos datos, no existe la suficiente información relevante como para afirmar que todo niño que se pone a jugar algo violento termina adquiriendo actitudes violentas.

Esta falsa creencia se debe a dos cosas, el amarillismo en los medios de comunicación que con el fin de vender más han puesto a los videojuegos como un chivo expiatorio para todos los eventos relacionados con jóvenes y actitudes muy violentas, como a las propias revistas publicadoras de material científico, que con el afán de atraer a más personas solo publican estudios con hallazgos científicos positivos dejando el resto de lado.

Esta falta de información solo ha permitido representar un lado de la moneda en la que los videojuegos son los malos, cuando la verdad según la información científica conseguida, la relevancia entre los videojuegos y la agresión de las personas es insignificante.

Christopher Ferguson, profesor de la Universidad Steton en Estados Unidos, afirma que los videojuegos son un excelente medio en que las personas, pueden dejar toda su frustración e ira sin explotar de deliberadamente con actitudes agresivas que pueden perjudicar a quienes les rodea.

Estudios económicos publicados en febrero de 2016, demostró que después de la venta de videojuegos existe un declive en la violencia, aunque no se ha demostrado que pasa a largo plazo, la información apunta que a corto plazo los videojuegos han servido como un medio catártico para reducir la agresión.

Para evitar enfrentamientos es muy importante saber expresar nuestras opiniones desde el respeto y aceptación todos aquellos pensamientos que no coincidan con nuestro parecer, sin alterarnos ni levantando la vos.

A lo largo de nuestra historia tanto personal como social nos encontramos rodeados de manifestaciones agresivas, ya sea guerras, violencia de género, discusiones familiares o de pareja.

¿Se puede evitar el comportamiento agresivo?

Aunque pareciera que es inevitable estar rodeados de estas situaciones, existen muchas maneras de mantenerlas alejadas.  Lo más importante es fortalecer el autocontrol, ya que es la clave para pilotear las emociones fueres en aquellos momentos que las detonan.

¿Qué puedo hacer? ¿Qué alternativas podemos poner en marcha?

En esta oportunidad queremos compartir algunas recomendaciones claves que podrían ayudarte:

1.    Intenta no discutir fuertemente o Pelear

Teniendo presente, que, a parte de la agresividad, hay otras muchas maneras de conseguir lo que deseamos, quereos o necesitamos, sin llegar a tener consecuencias tan desastrosas, por lo tanto, bajaremos las posibles alternativas, elegiremos aquellas que nos convengan y la pondremos en práctica.

 


1.    Autocontrol

Es bueno ser conscientes de aquello que sentimos, saber diferenciar y no dejarnos llevar tanto por el primer impulso que tengamos, por ello, técnicas de autocontrol, como un bien uso de la respiración o la relajación, son eficaces para evitar el comportamiento agresivo.

2.    No responder a Bromas

En ocasiones, la interpretación que hemos realizado acerca de la persona que nos ha hecho bromas es negativa, creemos que quería molestarnos o ridiculizarnos. Puede ser correcta o no, pero siempre es adecuado aprender a reaccionar ante estas situaciones. Lo más recomendable frente al humor es más humor o ignorar con simpatía aquello que se dice. Por lo tanto, identificar la intención de la broma, pensaremos cómo solucionarlo y encontraremos una alternativa para evitar el comportamiento agresivo como respuesta.

 


1.    Convencer a los demás

Convencer a alguien no significa obligar, sino mostrar una forma que consideramos mejor de hacer las cosas para que ella voluntariamente decida si seguir o no nuestra propuesta. Para ello, tenemos que enseñar al otro las cosas buenas de aquello que le proponemos siempre desde el respeto, y abr aceptar que el otro puede no hacerlo.

1.    Negociar

 

La negociación es importante cuando dos o más partes tienen diferentes opiniones y no llegan a un acuerdo. Negociar es llegar a un acuerdo común para las partes, no es discutir, ni pelearse; a fin de evitar el comportamiento agresivo. Ambas partes deben de expresarse desde el respeto, y escucharse para posteriormente llegar a un acuerdo que sea de beneficio para los dos.

 

2.    Compartir y ayudar a los demás

No solo podemos ayudar o compartir algo cuando nos lo piden, sino también podemos hacerlo cuando nos damos cuenta de que alguien necesita ayuda o porque simplemente nos sentimos con predisposición a ello.

Ambas cosas presentan numerosos beneficios, nos harán sentir mejor tanto a nosotros como a los demás, mejoraremos nuestras relaciones interpersonales y seguramente obtendremos ayuda cuando la necesitemos.

El aprendizaje social se basa en una teoría desarrollada por el psicólogo Albert Bandura que propone que el aprendizaje es un proceso cognitivo que tiene lugar en un contexto social y ocurre a través de la observación o la instrucción directa, incluso en ausencia de reproducción motora o esfuerzo directo. 

Considera los aspectos sociales de nuestra vida cotidiana. Hoy, aprendemos mirando, escuchando y haciendo; al combinar estilos de aprendizaje visual y cinestésico para comprender nuevos conceptos, retener ese conocimiento y aplicarlos a los desafíos cotidianos. 

Reforma de una conducta Violenta

Estados unidos siendo uno de los países potenciales presenta disminución de actos agresivos violentos como:

 

·         Linchamientos

·         Violaciones

·         Castigo corporal y

·         Actitudes e intimidación contra las personas homosexuales

 

Indicando que esto solo ha sido posible a través de las instituciones de civilización e ilustración, comercio económico, educación, vigilancia policiaca del gobierno y justicia, que lo han vuelto posible

 


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